Las mandíbulas gritan su necesidad de movimiento ante el dolor del trigémino

En este momento estás viendo Las mandíbulas gritan su necesidad de movimiento ante el dolor del trigémino
  • Categoría de la entrada:Blog
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios

En el último post vimos la dificultad para encontrar la causa de esta compleja neuralgia y como las modernas terapéuticas al menos ayudaban a paliar sus síntomas de la forma menos agresiva posible.
Pero solo podremos curar una enfermedad definitivamente si antes conocemos su causa.Para entender que procesos pueden estar detrás de esta compleja neuralgia debemos recurrir a la antigua medicina psicosomática, que explicaba determinadas enfermedades atendiendo a la relación cuerpo-mente.
Veamos la opinión de Rudiger Dahlke, experto en medicina psicosomática, en su libro, el mensaje curativo del alma:
“La figura encorvada por el dolor y el rostro desencajado sugieren alguna causa oculta. Algo marcha mal en el interior, las cosas ya no son rectas sino torcidas y desfiguradas. Siempre que el dolor desempeña un papel tan predominante hay que pensar en el tema de la agresividad. Muchos pacientes sienten que si descargaran su agresividad experimentarían un cierto alivio. La sintomatología podría mejorar si se diera rienda suelta a los impulsos agresivos. El cuadro patológico le impide seguir aguantando por más tiempo y mantener las formas de cara a la galería, lo obliga a hacerse notar y gritar a los cuatro vientos lo que le produce dolor en su interior.
Se trata de una persona muy irritada, que ha sufrido innumerables provocaciones y que no admite su situación. El paciente dice claramente lo que le ocurre: necesita todas sus fuerzas para mantener la calma y no echarse a gritar, aunque es una tarea tan dura que a veces desfallece.
No es de extrañar que la mayoría de personas afectadas por la llamada forma esencial sean mujeres de más de 50 años. En esta sociedad de rendimiento, dominada por los hombres, resulta más difícil para las mujeres mostrar su verdadero rostro y repartir las agresiones que no pueden tragarse. Por temor a ser abandonadas o a no ser tenidas en cuenta, tienden a llevar una máscara siempre sonriente aunque en su interior tengan ganas de gritar y llorar. Cuando, con el paso de los años, ya no pueden seguir conteniéndose, reprimen los accesos externos de ira transformándolos en ataque de dolor que, por lo general, logran ocultar a los demás. La sintomatología es esencial para la paciente, puesto que es su única oportunidad para expresar lo que de otro modo la ahogará.
Las mandíbulas gritan su necesidad de movimiento. En vez de seguir encajando golpes, hay que morder y devorar, eso sí, de manera consciente y allí donde es necesario. De otro modo se conseguirá, como mucho un alivio, pero no resolver la sintomatología y el conflicto sudyacente.
Se trata de una agresión que unos dolores intensísimos obligan a expresar y a dar salida, y que exigen una intervención radical o tomar las riendas de la vida con valentía”.
Para este autor, de cuyos libros he aprendido tanto, el paciente debe reflexionar, mirar a su interior y hacerse las siguientes preguntas:
– ¿ Que dolor se expresa en mi rostro?. ¿ Donde está perturbada mi sensibilidad ?
– ¿ Que me impide sentirme bien conmigo mismo ?
– ¿ Que heridas debo disimular ?
– ¿ Qué es lo que más me provoca o me irrita ?
– ¿ A quién van dirigidos en realidad los golpes reprimidos que me queman en la cara? ¿ Que me impide golpear a mi vez ?
– ¿ A que debo enfrentarme ?¿ En qué no consigo imponerme ?
Sé que muchos compañeros médicos no estarán de acuerdo con esta visión, lo respeto. Este post está dedicado especialmente a los pacientes que he atendido y he intentado aliviar, aunque sea de forma temporal. Creo que estas reflexiones pueden ayudarles a obtener una solución definitiva. Espero que sea así.

Deja una respuesta