LA FILOSOFÍA BUDISTA
La figura central del budismo no es un dios, sino un ser humano: Siddharta Gautama. Según la tradición budista, Gautama era el heredero de un pequeño reino del Himalaya hacia el año 500 a.C. El joven príncipe veía que hombres, mujeres, niños y ancianos sufrían no solo por calamidades ocasionales, como la guerra o la peste, sino también por la ansiedad, la frustración y el descontento, todos los cuales parecen ser una parte inseparable de la condición humana. La gente busca riqueza y poder, adquiere conocimientos y posesiones, tiene hijos e hijas y construye casas y palacios. Sin embargo, no importa lo que consigan: nunca están contentos.
A los veintinueve años de edad, Gautama huyó de su palacio en plena noche y pasó seis años meditando sobre la esencia, las causas y las curas de la aflicción humana. Al final llegó a comprender que el sufrimiento no está causado por la mala fortuna, la injusticia social o los caprichos divinos. El sufrimiento está causado por las pautas de comportamiento de nuestra propia mente. Si, cuando la mente experimenta algo placentero o desagradable, comprende simplemente que las cosas son como son, entonces no hay sufrimiento.
Si uno experimenta tristeza sin desear que la tristeza desaparezca, continua sintiendo tristeza, pero no sufre por ello. En realidad, puede haber riqueza en la tristeza. Si uno experimenta alegría sin desear que la alegría perdure y se intensifique, continua sintiendo alegría sin perder su paz de espíritu.
Gautama desarrolló técnicas de meditación destinadas a facilitar que la gente se centrara en la experiencia real y evitara caer en anhelos y fantasías; “Cuando las llamas se extinguen por completo, el deseo es sustituido por un estado de satisfacción perfecta y de serenidad, conocido como nirvana ( cuyo significado literal es extinguir el fuego ). Los que alcanzan el nirvana se liberan completamente de todo sufrimiento. Una persona que no desea no sufre. El propio Gautama alcanzó el nirvana y se liberó totalmente del sufrimiento. A partir de entonces se le conoció como Buda, que significa “el iluminado”.
Resumió sus enseñanzas en una única ley: el sufrimiento surge del deseo; la única manera de liberarse completamente del sufrimiento es liberarse completamente del deseo; y la única manera de liberarse del deseo es educar a la mente para experimentar la realidad tal como es.
Esta ley conocida como dharma o dhamma, es considerada por los budistas como una ley universal de la naturaleza.
La gente se libera del sufrimiento no cuando experimenta este o aquel placer pasajero, sino cuando comprende la naturaleza no permanente de todas sus sensaciones y deja de anhelarlas.
En la meditación uno observa de cerca su mente y su cuerpo, presencia la aparición y desaparición incesante de todas sus sensaciones, y se da cuenta de lo inútil que es intentar conseguirlas, o luchar contra ellas. Cuando la búsqueda se detiene, la mente se vuelve más relajada, clara y satisfecha. Siguen surgiendo y pasando todo tipo de sensaciones ( alegría, ira, aburrimiento, lujuria ), pero cuando uno deja de anhelar sensaciones concretas, estas se aceptan sencillamente por lo que son. Uno vive en el momento presente en lugar de fantasear acerca de lo que pudo haber sido.
Por supuesto, este estado mental está influenciado también por el cuerpo ( mens sana in corpore sano ), luego todo lo que nos procure salud corporal ( dieta, ejercicio, paz, contacto con la naturaleza ),nos ayudará a alcanzar nuestro “nirvana” personal