¿Es capaz la mente de generar enfermedades?

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Más o menos todos tenemos aceptado que el estrés puede causar problemas gástricos o desencadenar un ataque al corazón, pero lo que realmente quiero plantear es: ¿puede el sufrimiento emocional ser la causa fundamental de dolencias crónicas como enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedades autoinmunes, cánceres o dolores crónicos?

Escuchemos las palabras que pronunció el Maestro Gregorio Marañón en 1950:

“El médico, acechando el diagnóstico del streptococo o de la sífilis, pasa por alto cuando el enfermo le cuenta que ha trabajado mucho, que ha sufrido persecuciones, que ha tenido más hijos que los que sus medios económicos le hubieran permitido, que ha vivido en una casa inclemente, que ha tenido que tomar, en fin, durante años y años determinadas drogas, ya por propia iniciativa, ya por prescripción de los médicos hiperterapéuticos, que hoy son legión. Y, sin embargo, todas esas circunstancias, todo ese sufrimiento, que se repite de unos casos a otros, provoca una misma reacción defensiva inespecífica, que al desfallecer o al exagerarse puede ocasionar las enfermedades mas diversas”.

Estas palabras son una de las mejores definiciones de la enfermedad psicosomática con que me he encontrado.

El placebo demuestra que no existe una separación real entre cuerpo y mente, que la enfermedad es siempre una interacción entre ambos.

Debemos considerar obsoletos los intentos de tratar la mayoría de las enfermedades mentales como si se hallasen completamente libres de causas físicas, así como los intentos de tratar la mayoría de las enfermedades corporales como si la mente no tuviera implicación alguna en ellas.

Como colofón, estas preciosas palabras de Paul Carton (1872-1947), uno de los mas prestigiosos médicos naturistas del siglo pasado:

“A veces la enfermedad tiene ondas raíces en el alma, difíciles de extirpar, cuya esterilización precisa paciencia heroica y una esperanza acrisolada; pero, confiando en que tras la tormenta y el dolor llegarán las horas aladas de las infinitas sorpresas que la vida reserva al hombre con fidelidad inalterada”

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