El sentido oculto de la enfermedad

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EL SENTIDO OCULTO DE LA ENFERMEDAD

Para un médico, comprender la realidad no es compararla con una clasificación, es penetrar su sentido. La pregunta habitual ante el enfermo es ¿ que es lo que tiene?, ¿ que tengo que hacer?. Pero, a veces es más importante responder a la pregunta; ¿ qué significan las manifestaciones y el estado que presenta?.
Para A. Schlemmer, en su libro, El método natural en medicina ( 1985 ); “a partir del momento que buscamos un sentido, encontramos varios sucesivamente, en órdenes diferentes de ser y de pensamiento.
Seguramente, el sentido, en primer lugar de los síntomas que experimenta el enfermo y recogidos por el médico es el diagnóstico primario, el que podría dar el ordenador y que se aplica de algún modo al ser humano como una máquina. Ese diagnóstico es parecido al del relojero o al del mecánico. Ejemplo: verificar en el niño, disnea sibilancias y estertores finos a la auscultación, con fiebre o sin ella, con eosinofilia en sangre y en esputos = asma; tratamiento = teofilina.
Pero en un segundo grado, el enfermo es considerado como un animal, cuyo organismo busca la homeostasis y manifiesta su alarma, el sentido del mal se inscribe en la perspectiva finalista, característica del ser viviente. En el mismo niño, el hígado se aprecia grande y doloroso, los test muestran una alergia a la leche, su asma significa, pues, un desarreglo del metabolismo proteico; el organismo manifiesta su necesidad de un alimento apropiado = tratamiento dietético.
En el tercer grado, el sentido es más profundo todavía: el enfermo es mirado como un ser humano que ama, comprende y pide. El niño es enviado a la montaña; no tiene más crisis y, al cabo de un tiempo, tolera la leche. Los padres alquilan un chalé para pasar con él el verano; y he aquí que el asma reaparece. Madre ansiosa, sobreprotectora, hijo único y muy sensible. El sentido de la disnea es la reacción del niño a la angustia maternal. El tratamiento es el de esa angustia, más que el de una separación.
En un cuarto grado, el sentido del mal se inserta en una perspectiva social. La angustia de la madre se debe a las relaciones con su marido, o con sus padres, o con su hermana. El sentido de la disnea del niño se convierte en el de esa neurosis familiar, y hemos aquí llevados a un tratamiento que comprende un grupo social; el niño no es únicamente persona humana, animalito o máquina, es miembro de una sociedad.
A cada uno de los órdenes a los que pertenece su ser, responde un orden de significación de sus síntomas, y, para el médico, un orden de investigación, de atención, de método y de acción.
Es necesario que el médico y el enfermo se tapen los ojos y los oídos para que la medicina pretenda no ser más que la medicina del cuerpo, pero rehúse ser la de todo el organismo. Que los ojos del médico quieran mirar y sus oídos escuchar, y todo cambiará para su enfermo, para él mismo y para sus mutuas relaciones desde ese momento.
Cuando se trata de la vida, y mas aún cuando se trata de una vida humana, todo tiene un sentido y nada deja de tenerlo.
En ciertos casos y en ciertos momentos excepcionales, escuchar al enfermo en una especie de recogimiento, como objeto que lo trasciende, le permite encontrar él mismo, más o menos pronto, lo que busca inconscientemente y descubrir un nuevo sentido a su enfermedad, espiritual éste, y que forma parte de su vida y de su muerte.
Todo eso implica mas silencio interior que explicaciones o exhortaciones; pero a veces una palabra de muy discreta alusión, actuando como el grano de cristal en una solución sobresaturada, expresa lo que presienten juntos el que atiende y el que es atendido”.

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