CORONAVIRUS; EVITAR EL VIRUS Y/O MANTENERSE SANO

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CORONAVIRUS; EVITAR EL VIRUS Y/O MANTENERSE SANO

Tras casi un año de Pandemia, esta es mi impresión sobre el Covid-19 y el fenómeno que lo rodea:
Parece que estamos ante un virus de características similares al de la gripe. Tanto su transmisión, como su entrada por el sistema respiratorio, sus síntomas de debilitamiento generalizado, fiebre, mialgias, y otros, se parecen bastante a los de la gripe común. Recordemos que la alteración del olfato ( anosmia ) y la alteración del gusto ( disgeusia ), no son específicos del coronavirus, sino que se pueden dar en otras infecciones víricas.

El virus de la gripe fue la causa de una de las mayores pandemias que ha vivido la humanidad entre 1918 y 1919, la denominada gripe “Española”, que se estimó responsable de alrededor de 100.000 muertos en España y entre 50 y 100 millones de muertos en todo el mundo.
Como he señalado en múltiples publicaciones anteriores, la capacidad de cualquier agente infeccioso de producir enfermedad, depende de las características del organismo en el que se asienta, es decir; en un organismo con un estado perfecto de salud ( joven, bien alimentado, deportista, libre de estrés y de tóxicos ), el contacto con un virus de estas características no debería producir ningún síntoma, o solo síntomas leves.
También me he referido con frecuencia a que en los tiempos modernos estamos acostumbrados a vivir en un estado de salud “aparente”, no real. La mala alimentación a la que nos sometemos durante años, la toma frecuente de medicamentos de todas las clases, el consumo frecuente de agentes tóxicos como el tabaco, el alcohol y las drogas, la polución abundante en nuestras ciudades, la falta de ejercicio físico y la presencia constante de niveles de estrés muy elevados, son algunas de las causas mas evidentes de que nuestro estado de salud es deficiente. De la misma forma lo es, nuestra inmunidad natural ante los agentes infecciosos.
Nos hallamos pues, ante un virus que contacta con personas que se encuentran en un estado inmunitario variable. Aquellos que por su juventud o sus hábitos de vida muy saludables entran en contacto con él, se comportarían como asintomáticos o bien padecerían síntomas leves. Aquellos con unas defensas más debilitadas por circunstancias físicas (edad avanzada, obesidad, toma de medicamentos, abuso de tóxicos, enfermedades crónicas..) o psíquicas ( perturbaciones de la mente de gran intensidad con depresión ), o ambas al mismo tiempo, presentarían un síndrome gripal más pronunciado y duradero, con posibilidad de ingreso hospitalario.
En cuanto al mecanismo a través del cual se afectan los enfermos más graves, parece ser a través de una severa neumonía que acaba dificultando el intercambio de oxigeno a través de los pulmones. Este proceso lleva al paciente a un estado límite que requiere la asistencia ventilatoria mediante un respirador o dispositivos similares y su ingreso en una UCI.
Es éste, un momento clave que empeora de forma brusca el pronóstico del paciente y, por el momento, la ciencia no ha llegado a comprender totalmente la causa de esta gran reacción pulmonar. Entre todos los medicamentos probados, parece que solo los corticoides son capaces de prevenir y/o frenar su desarrollo.
La reciente aparición de las vacunas ha introducido un elemento más de confusión e incertidumbre. Parece claro que la presencia de un germen infeccioso obliga a una lucha para acabar con él, e intentar erradicarlo para siempre. Ese es el papel de la vacunación, que ya ha dado sobradas muestras de su eficacia a lo largo de la historia de la Medicina, desde que Edward Jenner descubrió la vacuna de la viruela en 1796.
Pero seguimos sin saber porqué unos enferman poco, otros mucho y otros ni siquiera tienen síntomas, y ese desconocimiento nos genera miedo al contagio.
Debemos tomar conciencia de que, independientemente de que consigamos erradicar el virus, tenemos que reflexionar sobre las causas que provocan que tantos pacientes sufran procesos graves e ingresen en la UCI o acaben falleciendo. Si conseguimos este conocimiento es posible que cada persona se sienta mas segura frente al virus.
La salud, como hemos hablado en más ocasiones, es una cuestión de equilibrio entre la mente y el cuerpo.
Nuestra mente puede estar equilibrada pero sin embargo tener el cuerpo en mala condición física.
Entre los factores que delatan una mala situación física destaca la obesidad severa ( entre los pacientes graves de Covid-19 que ingresan en la UCI, abundan los grandes obesos ). Otros factores de importancia son las enfermedades crónicas, la edad avanzada, la mala alimentación ( recordemos que podemos estar delgados pero mal alimentados ), el sedentarismo y el abuso de medicamentos y/o tóxicos como el tabaco, alcohol, drogas etc.
Pero también podemos estar físicamente sanos, y sin embargo sufrir un gran bajón emocional después de un sufrimiento psíquico de gran intensidad. No nos olvidemos que el sistema inmunitario está profundamente ligado a determinados centros cerebrales y que un sufrimiento intenso es capaz de debilitar nuestro sistema inmunitario de forma repentina y dejarnos a expensas de microorganismos como bacterias y virus. Este es un hecho conocido que no deberíamos poner en duda, puesto que la experiencia nos lo ha enseñado en sobradas ocasiones. Múltiples causas emocionales son capaces de producir este efecto; separaciones, fallecimientos inesperados, subidas bruscas de estrés, accidentes graves, etc.
En resumen:
No neguemos la existencia del virus, es una realidad.
Aceptemos la vacunación correcta y segura como la mejor manera de erradicar el virus.
Tomemos conciencia de que nuestro estilo de vida moderno conlleva graves problemas de salud, que nos hacen mas vulnerables a los agentes infecciosos.
Comamos mejor y en menor cantidad.
Practiquemos ejercicio con regularidad.
Evitemos tomar demasiados medicamentos y de forma crónica. No abusemos de tóxicos como el tabaco y el alcohol.
Entremos en contacto con la naturaleza con frecuencia. Acostumbrémonos a vivir con mas calma, intentando librarnos del exceso de trabajo y responsabilidades, y dedicando mas tiempo a las actividades de ocio y al tiempo con los amigos.

La escuela médica Salernitana, fundada en el siglo IX, fue la mayor fuente de conocimiento médico en la Europa medieval. Ella nos legó la famosa DÉCIMA SALERNITANA: “COMO LLEGAR A VIEJO”:
“Vida honesta y arreglada, tomar muy pocos remedios, y tratar por todos los medios de no alterarse por nada. La comida moderada. Ejercicio y distracción, no tener nunca aprensión. Salir al campo algún rato, poco ruido, mucho trato, continua ocupación”

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