La Unidad del Dolor / Salud y Bienestar /Dra. Ana Belén Vega López
En el mundo empresarial está de moda el coaching y el marketing, la psicología y la neurociencia aplicadas para incrementar las ventas. Los expertos en publicidad saben que la decisión de comprar algo no proviene de nuestro cerebro racional, y habitualmente dirigen sus mensajes a nuestro cerebro inconsciente y emocional.
Los psicólogos saben que aquello que ocurrió cuando teníamos de 0 a 3 años, aunque no podamos recordarlo, marca nuestra personalidad y tiene mucho que ver con la forma en que de adultos nos relacionamos en el mundo. Muchas de nuestras conductas son automáticas y compulsivas (usamos nuestro cerebro racional para justificarlas no para elegirlas) y tienen que ver con el niño que fuimos y la forma en que aprendimos a sobrevivir en el mundo.
En educación cada vez se tiene más en cuenta que el aprendizaje es emocional. También la importancia que tienen no sólo las palabras sino también las expectativas del adulto sobre el rendimiento del niño. El efecto Pigmalión o de la profecía autocumplida, fue demostrado experimentalmente en los años 60, por los psicólogos Robert Rosenthal y Leonore Jacobson.
Sin embargo en la medicina estos conocimientos no han impregnado aun nuestra forma de trabajar. Aun se dicen en las consultas cosas como: “eso es crónico, te va a doler toda la vida “ “ si no te operas acabaras en silla de ruedas” “tienes mucha artrosis para tu edad ”… En las conversaciones de cafetería cuantas veces he escuchado frases del tipo “el medico dijo que viviría dos meses y se equivocó…” o “desde que le diagnosticaron un cáncer o una esclerosis múltiple no levanta cabeza”…
En el libro Ontología del lenguaje de Rafael Echeverría… … dice que que no es casualidad que la Biblia se describa la creación diciendo: “ y dijo Dios, hágase la luz, y la luz se hizo “ o también se diga.. ”Y el verbo se hizo carne” .. haciendo alusión al poder creador del lenguaje.
El lenguaje nos hace humanos. Son las personas que han perdido esta capacidad tras un ictus por ejemplo, las que han motivado el estudio profundo de los complejos mecanismos que se esconden detrás de él. Lo cierto es que cada palabra tiene el poder de evocar una imagen o un concepto abstracto en tu mente, gracias al cual tiene significado para ti.
La palabra PACIENTE etimológicamente proviene de “patiens” en latín, y quiere decir persona que sufre o padece. De alguna forma esta palabra coloca a la persona en situación de inferioridad y pasividad frente al médico.
En medicina china la relación médico paciente se basa en el respeto y la gratitud. El paciente agradece al medico que ponga su persona y sus conocimientos a su servicio y el médico agradece a su paciente la confianza que ha depositado en él. En realidad los médicos aprendemos mucho de los pacientes, a pesar de estudiar mucho, de leer muchos estudios y utilizar protocolos, en el día a día nuestras decisiones se basan también en lo aprendido a través de los años de experiencia.
Reflexionar sobre todo esto es importante. Debemos estar orgullosos de muchas cosas de nuestro sistema sanitario actual: la investigación y la inversión en tecnología hace cada día milagros: revascularizar una arteria, sustituir una articulación por una prótesis, hacer sobrevivir un niño prematuro…. Pero el lado humano de la medicina, más difícil de valorar con estudios científicos necesita recuperar su importancia. Las palabras también pueden producir milagros. Las consultas saturadas de pacientes, citados cada 5 o 10 minutos, no ayudan a tomar conciencia de estas cosas para salir de nuestras conductas automáticas. La medicina defensiva tampoco ayuda mucho, el paciente tiene derecho a una información honesta y veraz, pero ser realista no tiene que ver con robar la esperanza al paciente. Cada día hacemos diagnósticos y damos pronósticos que van a condicionar la vida de la persona que tenemos en frente.
Por otro lado el paternalismo en la medicina, se produce cuando sólo vemos el niño interior asustado del paciente, en esos casos la responsabilidad de curación queda en manos del profesional, como si el propio sistema inmunológico del paciente y los mecanismos internos de reparación y compensación no participaran en la recuperación. Me resulta difícil encontrar otra palabra, pero al menos en lugar de pacientes deberíamos ver personas valientes, que llegan a consulta con su enfermedad, discapacidad o dolor, pero también con un gran coraje y son un gran ejemplo de superación.